Maratón de Barcelona: la primera de Àngels

Ayer corrimos junto a otros 11.997 atletas y Daniel, mi hermano, la maratón de Barcelona. Mi función en la triada era hacer de liebre de mi media naranja hasta donde fuera posible, sin haber realizado ningún entrenamiento específico en las semanas previas (ella sí) ni escuchar el esguince del tobillo derecho ni la tendinitis del segundo orquejo del pie también derecho. El tema era ir a un ritmo cómodo para los dos y cruzar la meta en 4h30m. La cruzamos en 4h37m, que no está mal si tenemos en cuenta que en el km 10 ella cayó al suelo, dejándose allí la piel, y después tuvimos que parar a que la curaran los de Cruz Roja. Calculamos una pérdida de 5 minutos, así que sólo nos desviamos 2 del tiempo previsto.
Pero lo interesante de la carrera fue lo bonito y magnífico del recorrido, los numerosos y bien preparados avituallamientos, los 42 puntos de ambientación (música, spinning, baile…) y los fantásticos voluntarios (¿cobran? No lo sé, pero lo merecen) que además de numerosos tenían el detalle de fijarse en tu nombre (impreso en el dorsal) y referirse a ti por él.
42 km pueden resultar muy largos, pero Barcelona y su gente se encargó de que no lo fueran tanto. Muchas personas animando por todas partes, incluso en los tramos litorales, justo al pasar el duro km 30. Muy muy bien todo. Creo que los ambiciosos objetivos que se estableció la organización para el futuro inmediato de la prueba (situarla al mismo nivel que las principlaes maratones internacionales) serán más fáciles de alcanzar gracias a esta edición 2010, que marca un antes y un después en su historia.
Felicidades a todos los maratonianos que corrieron por la Ciudad Condal y felicidades a Barcelona.