Los peligros de la Maratona di Roma 2016
Leyendo este título puedes pensar que lo más duro de la maratón de Roma son sus 42,195 km sobre un asfalto lamentable lleno de «trampas» a modo de agujeros, grietas y abultamientos. Pues no. Tal vez pienses que son los 7 km de maltrechos adoquines que tu estructura ósea y muscular tendrán que soportar. Tampoco. Puede que incluso consideres uno de sus peligros las elevadas temperaturas que se alcanzaron este año, que sin duda influyeron en la retirada de más de 3.000 participantes (19%), o los metros de más del recorrido, como unos 700.

Y dicho esto, recomendar la prueba por la espectacularidad de la parte monumental de su recorrido, por la muy buena organización pre y post carrera (ejemplar la organización de entrega y recogida de guardarropía) y la longitud y disposición de los avituallamientos. Por poner un pero a estos últimos, eché en falta la posibilidad de geles.

Por otra parte, señalar que no es una maratón plana. Suma casi 500 metros positivos y otros tantos negativos. A menos de dos kilómetros de la meta, justo después del último avituallamiento de refresco de agua, se pasa un túnel de unos 250 metros de longitud cuesta arriba. La verdad es que no recuerdo si el suelo era adoquinado o asfaltado, pero sí recuerdo que estaba completamente mojado, que cada zancada era un patinazo y que el avance se hacía muy complicado. Divertido pero «jodido» cuando estás ya en las últimas…
Acabé contento, con capacidad para esprintar en el último kilómetro, y habiendo mantenido un ritmo medio final de 6 min/km. La próxima maratón será dentro del Ironman, en agosto. Será una experiencia completamente nueva que sin duda nada tendrá que ver con las 12 maratones corridas en estos últimos seis años.
