Gracias por leerme.

Lluís Lleida Feixas 

Estrategia y creatividad para la dirección de proyectos de comunicación y coaching.
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“Hay solamente un jefe: el cliente. Y él puede despedir a todos en la empresa, desde el presidente para abajo, simplemente yéndose a gastar su dinero en otro lugar.”

Sam Walton

Fundador de Wal-Mart y Sam’s.


Estoy seguro que tú no tienes ninguna duda al respecto, pero tal vez alguien a tu alrededor podría no tenerlo tan claro. Ayúdale.

Especialmente en esta etapa de Hiper Cambio, los miembros de cualquier organización deben compartir este mismo y prioritario objetivo para, según el caso, mejorar o sobrevivir individual y colectivamente.
Sin excusas ni justificaciones. 
Hoy no valen ni sirven.


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La crisis económica ha puesto a muchos empresarios y directivos, sobre todo industriales, sobre un carro con ruedas cuadradas de piedra. Este pesado y lento carro tirado por viejos trotones intenta avanzar cuesta arriba por un camino llamado mercado. Es una ruta tortuosa, angosta y cada vez más complicada y difícil de seguir. 


Para mantenerse en movimiento hacia adelante, la mayoría de estos empresarios se han visto obligados a aplicar estrategias de contención del gasto, ahorro de costes y paralización de inversiones. Aparentemente acuciados por la situación, algunos de ellos han cruzado una peligrosa y cara línea roja que diferencia entre una aplicación lógica de medidas de esta índole y otra, muy distinta, que sólo superficialmente consiste en lo mismo. Estos últimos están aplicando lo que he dado en llamar la estrategia de la esperanza.
Esta estrategia se sustenta en el deseo de que tal o cual cosa o situación no ocurran, aguanten, no se rompan o sigan funcionando como mínimo como lo han hecho hasta ahora. Por supuesto, sin hacer nada para que así sea, sólo esperar que sea así. Dicho de otro modo, estos directivos y empresarios tienen la esperanza de que todo siga “igual”, al mismo tiempo que arañan euros por aquí y por allí aun a sabiendas de que se trata de una apuesta a cara o cruz. En el caso de que no sean conscientes del riesgo, hablaríamos de una total falta de lógica y responsabilidad.
En el sector industrial se está aplicando esta estrategia en ámbitos como la reposición, el mantenimiento, la revisión y la prevención en los procesos. La esperanza consiste en aumentar los ciclos de vida de los consumibles, espaciar los mantenimientos y puestas a punto, o en hacer la vista gorda en lo concerniente a prevención de riesgos de todo tipo. Traducido significa ni un euro hasta que el proceso se vea forzosamente interrumpido, el producto final claramente afectado en su calidad o los clientes pongan el grito en el cielo por incumplimiento de los plazos de entrega.
La estrategia de la esperanza supone unos sobre costes que no suelen tenerse en cuenta. Por ejemplo, la rotura de un consumible, la avería en una máquina o un paro no programado de la producción implicarán costes superiores a los de reposición, mantenimiento o prevención. Y no sólo en términos económicos. Así, con la esperanza de gastar menos (o simplemente no gastar), se acaba generando problemas de mayor calado que con toda seguridad implicarán un gasto multiplicado, pérdida de capacidad productiva y de reacción, mermas en la calidad de los productos finales, posibles responsabilidades (legales, sociales o medioambientales), pérdida de imagen, falta de competitividad y un futuro más oscuro o difícil de lo que se suponía.
Los pilares de esta errónea estrategia son tal débiles como quienes apuestan por ella: la esperanza es sólo eso, esperanza, sin mayor fundamento que los buenos deseos de la mejor suerte del mundo. Muchos se justificarán diciendo que pensar en el futuro es hoy por hoy más arriesgado que actuar bajo esta estrategia: al fin y al cabo, cuando el consumible sigue funcionando, la máquina no se ha roto y el proceso continúa produciendo quiere decir que todo lo demás no es necesario…. Allá ellos con su presente irreal y su futuro impredecible.

Variante 

Existe una variante aplicativa de la estrategia de la esperanza, la que aplican muchas empresas y, sobre todo, muchísimos individuos. A diferencia de la anterior, cuya tesis es que todo se mantenga igual para no gastar, ésta versa sobre la esperanza de que las cosas y las circunstancias del entorno y propias cambien -por supuesto a favor-, sin más esfuerzo que desearlo y esperar pacientemente que ocurra.
Algunas frases que están a la orden del día y que ilustran o justifican la aplicación de esta estrategia son, entre otras, “si Dios quiere”, “es lo que hay”, “a ver qué pasa” o “el hombre propone, Dios dispone”. Son máximos exponentes del conformismo y el victimismo reinante en nuestros días, de la mejor estrategia de la esperanza: no pienso, no decido, no actúo. Es una actitud que pone de manifiesto una falta de conciencia de la realidad, porque asume que la transformación y el cambio no dependen de uno mismo sino del entorno circundante, sea terrenal o divino. Nada más lejos de la realidad. Objetivamente es cierto que existen factores ante los que no podemos actuar o influir sobre ellos como quisiéramos, y otros cuyo control será difícil o francamente imposible. Sin embargo, se trata de situaciones extremas. En las más habituales o cotidianas podemos influir de forma determinante, tanto si se trata de un contexto empresarial como individual o privado. Sólo es imposible decidir y actuar si el individuo o la organización están inmersos en la errónea estrategia de la esperanza. Si la postura es esta, entonces sólo resta que quien la adopte sea coherente, asuma su decisión y acarree con el futuro sembrado con su actitud presente. Por desgracia, esto no es así, y buena parte de las organizaciones y los individuos que están utilizando la estrategia de la esperanza son los mismos que lloran por su mala suerte…


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Una idea de feia anys… Recórrer la zona desèrtica dels Monegros. En dues jornades d’unes set hores cadascuna vaig «navegar» amb el GPS per dues rutes que previament havia buscat. La primera, amb sortida i arribada al poble de Leciñena, em duia al sostre del Monegros per la Sierra de Alcubierre. La segona, amb sortida i arribada a La Pobla de Alfindén, per Montes Blancos i un dels toros d’Osborne.
Vaig decidir fer la sortida en solitari i en autosuficiència. El problema de l’aigua el vaig resoldre fent dues rutes circulars que em permetien carregar aigua al matí (1,5 litres al camelback i 1,2 litres en dues ampolles) i omplir de nou a l’acabar. Els càlculs per la primera jornada van ser justets, tot i que vaig acabar la ruta amb uns centilitres d’aigua. El circuit del segon dia feia un 8, el que va permetrem carregar aigua i fer un descans d’una hora al passar per La Pobla. Naturalment, el tema de menjar va limitar-se a barretes i gels durant les rutes. A la parada intermitja de la segona jornada vaig poder comprar fruita.
Inicialment tenia previst fer tres jornades, però l’avís d’entrada d’una forta onada de calor va fer que em repenses i fusiones la tercera amb la segona, tot i que això ja no va fer possible que fes els 100 km totals, quedant amb 88.
L’experiència em va agradar molt, igual que les dues rutes, molt diferents entre elles. La primera fins i tot amb zones de bosc i força verd. La segona, molt àrida i desèrtica. Al llarg de les set hores i 48 km de ruta del primer dia vaig trobar-me amb només dos ciclistes en BTT. El segon dia, també de set hores però només 44 km, tampoc es que saludes a massa personal. Entre els desplaçaments d’anada i tornada i les dues jornades d’activitat calculo que vaig estar gaire be sol unes 60 hores… I no em vaig aborrir! Les rutes no estaven marcades sobre el terreny. Navegada seguin els tracks del GPS. Per dormir vaig aprofitar que el Ford Kuga em permetia estirar-me al darrera. Va ser el meu hotelet durant les dues nits (cap d’ells bones per descansar: la primera per pluja intensa i la segona per una parella d’amics que van decidir que el millor lloc per explicar-se la vida fins més enllà de les dues de la matinada era just al costat del meu cotxe).
La piscina de Leciñena va ajudar-me molt al final del primer dia. Igualment les dutxtes municipals de la zona esportiva de La Pobla de Alfindén.
Tot plegat m’ha fet pensar que l’any vinent tornaré. Descobriré les salines de los Monegros.

Mitjans d’agost. Onada de calor. Amb son per culpa de la festa major, que no em deixa dormir durant els dies previs. Poca motivació. Sortim l’Oriol, en Jordi i jo. A les 15 hores en Jordi diu que plega i jo m’apunto. Ens trobem a Gressolet. Hem sortit a les 12 del migdia de Rebost. Son les tres de la matinada. L’Oriol continua tot sol. Arriba a Rebost i compleix l’objectiu sub24h amb un temps de 21h58m.

Dos dies mes tard de la nostra retirada li envio un missatge al Jordi: ens hem equivocat en algo… Potser les primeres tres hores de pujada massa ràpides… la seva resposta també es ràpida: «no estàvem prou  motivats, jo amb mals de panxa i tu amb son atraçada». Immediatament li contesto amb una proposta contundent: «tornem el 8 i 9 de setembre?». El Jordi accepta.
Es sumen a l’equip l’Alexandra, en Jordi Edo i en Carlos. Decidim sortir del mateix refugi, encara que 30 minuts abans. La temperatura ja no es tan alta com tres setmanes abans. Comencem i arribem a Niu d’Àliga clavant el mateix temps: 1h30m. A partir d’aqui anem retallant minuts. A mitja travessa anem gaire be un hora per sota dels temps de l’anterior intent. I ens sentim forts, segurs i decidits.
Just abans del refugi de Prat d’Aguilò ens sorprèn una intensa pluja amb calamarsa. Dura al voltant de quinze minuts però es suficient per deixar-nos ben xops i glaçats. Esperem al refugi l’arribada dels companys, al costat de l’estufa per escalfar-nos i eixugar-nos. Trenta minuts més tard arriben i ens diuen que ells no s’han mullat, però que veien una cortina d’aigua al davant seu, just la que ens queia a sobre a nosaltres!
Dalt el Pas dels Gosolans esperem al Carlos, Jordi Edo i Alexandra, però el que ens arriba es una trucada de telèfon anunciant que l’Alexandra no es troba be i que es retira. Els encoratgem a seguir pujant i no retornar a Prat d’Aguiló, ja que de camí a l’Estasen ens espera en Francesc Albero i la Rosa Fons per fer-nos un avituallament. Allà tenen el cotxe i l’Alexandra podrà ser evacuada. Al Pas arriba primer en Carlos, que ens diu que nosaltres marxem, que ell amb el seu GPS conduirà l’Alexandra i en Jordi Edo fins al cotxe i desprès ja decidirà si segueix la ruta o també plega.
Ens sap greu la situació…  El Jordi i jo ens mirem i acceptem la generosa proposta d’en Carlos. Marxem, ja sols.
La Rosa i en Francesc ens esperen amb un avituallament de luxe. Son al voltant de les 12 de la nit. Parem uns vint minuts i seguim. Amb l’espera a Prat d’Aguiló i dalt el Pas dels Gosolans hem perdut gaire be tot el temps que havíem guanyat a l’anterior intent. Però seguim sentint-nos segurs de que aquest cop arribarem per sota les 24 hores.
Ens perdem al sortir de l’Estasen. Absurd però ens perdem. Uns 15 minuts perduts. La baixada a Gressolet ens fa patir, com sempre.
A la sortida del refugi Gressolet ens tornem a perdre i decidim tirar per la pista, que encara que ens sumarà uns tres kilòmetres més ens permet anar sobre segur i a un ritme de marxa elevat. El Jordi va al davant, com quasi sempre. El seu caminar es molt ràpid, i jo no puc més que seguir-lo. Al trot es normalment a l’inrevés. Ens complementem i entenem prou be. També durant les llargues estones en que guardem silenci cadascun amb el seus pensaments o amb la seva música a les orelles..
Vaig pensant amb la pujada dels Empedrats, que ens durà al refugi Sant Jordi. Quan la comencem li dic al Jordi que ell vagi fent, que jo aniré més lent. Son dos quarts de sis del matí que estem pujant i sortejant els passos del rierol. En aquestes alçades de l’aventura aquests passos em posant dels nervis. Vaig cansat i renegant. Però no paro. Ell amb la seva música i jo amb la meva anem fent. El Jordi es desmarca. Quan arribo al Sant Jordi vaig petadet, però tinc clar que encara que anem justos podem arribar en temps. Demano una cola al refugi i l’acompanyo d’una barreta de cereals. Li dic al Jordi, que haurà arribat uns cinc minuts abans que jo que ja podem seguir. Paradeta de deu minuts o menys i reprenem la marxa tot menjant sense gana mig sandwich de paté dels que ens ha preparat la Rosa.
Tenim un tram per recuperar, encara que aprofitem totes les baixades per córrer. Segons els càlculs del Jordi a les 8 tenim que ser dalt el coll d’Escriu, a les 9 a Greixa i desprès dues hores fins el Rebots. Amb aquest càlculs, anem molt ajustats de temps, amb no més de mitja hora de marge.
A la base del coll d’Escriu li torno a dir al Jordi que jo aniré més lent pujant, que vagi fent ell al seu ritme. A les 8 i sis minuts arribo a dalt del coll… I el Jordi no hi es. Penso que ha recalculat i ha vist que si m’esperava no entraria en temps… Jo vull entrar en temps, així que no m’ho penso, i començo a córrer com un descosit per la pista pedregosa que baixa a Greixa. Mestres baixo penso que potser el Jordi s’ha avançat per veure la seva dona, la Marga, a Greixa… Penso en una cola fresca… Penso en… Paso el primer desviament a Greixa i no hi son ni la Marga ni en Jordi… Arribo a la carretera de Coll de Pal i tampoc… Confirmo la sospita que el Jordi ha tirat amunt.
He baixat del Coll fins la carretera en 19 minuts. Truco a l’Àngels per dir-li que en dues hores i mitja seré al Rebost, arribant amb pocs minuts de marge però en sub24 hores. Vaig fent a ritme, conscient que encara tinc l’ultima gran pujada. Travesso per sota el viaducte de Greixa i vaig fent, relaxat. De cop i volta sona el mòbil. Es en Jordi: “Estic a la pista de Greixa, esperant-te” . ¿Cooooom? Jo ja soc camí del Rebost!. Un malentès. Un cop va arribar a Coll d’Escriu en Jordi no va aturar-se i va tirar fins a Greixa per anar a buscar aigua –sabia que jo no en duia. El que no sabia ell es que jo baixaria tan ràpid un cop arribes al coll. Total, que tan bon punt ell entrava a Greixa a buscar aigua i esperar-me, jo tot just també arribava a Greixa i al no veure`l seguia sense aturar-me.
Vaig baixar una mica el ritme per tal de que ell tingues més fàcil d’atrapar-me. Un cop al segon pas de la carretera de Coll de Pal, a on hi ha un cartell que diu “Rebost, 30 minuts”, vaig parar a esperar la seva arribada. Ens pocs minuts ja era allà amb mi. Varem riure pel malentès i ens vam refrescar amb l’aigua que duia. Ens quedava l’última pujada, que faríem en menys de 30 minuts i… finishers! El tram de Greixa l Rebost que preveiem d’una durada de dues hores i pico el vam fer en menys d’una hora i mitja.
Finalment vam arribar al Rebost en 22h28 minuts. Junts, contents i cansats… Però sencers i encara amb forces!


Els CAM Maduritos Team supera el repte de Cavalls del Vent sub24h
Setmanes enrere va ser l’Oriol Albero. Ara el torn ha estat pel Jordi Domènech i en Lluís Lleida. En el seu segon intent en tres setmanes, aquest cop si han completat Cavalls del Vent en la modalitat sub24h. Han parat el crono en un temps de 22h28m, un registre que no està gaire malament tenint en conte que es tracta  del CAM Maduritos Team i que aquesta condició de “gent gran” els fes fer uns 5 km extres per pèrdues absurdes (son coneixedors de la zona i a sobre duien GPS!) . En total van sumar 89 km i prop de 5.500 metres positius i igualment de negatius, i van perdre 2 kg de pes cadascun en unes horetes .


L’equip del CAM va tenir tres components més: Maria Alexandra Blanchet, Jordi Edo i Carlos Valverde, que van decidir deixar “volar” als ultra motivats Maduritos després de quasi 10 hores junts. Rosa Fons i Francesc Albero que van ser la part humana i càlida d’aquest projecte i claus en l’èxit assolit. La Rosa i en Francesc van muntar i oferir un avituallament “de lujo”, repetint el que ja van muntar tres setmanes enrere durant el primer intentet que va acabar completant el seu fill Oriol. Els Albero van ser uns grans motivadors pel Jordi i el Lluís, doncs els van advertir que tenien que completar els CdV sub24h per que era l’ultima vegada que els muntaven un avituallament, així que o l’acabaven en aquest segon intent o ells mateixos. 
Dit i Fet!

Gràcies a l’Alenxadra, Jordi i Carlos per que la vostra decisió ens va ajudar a superar el repte. Gràcies Rosa i Francesc per la vostra dedicació als demés.
Jordi Domènech i Lluís Lleida.
9 de setembre de 2012.

El precio de un producto o un servicio siempre ha sido determinante en el proceso de decisión de compra. Sin embargo, actualmente la variable precio ha adquirido mayor peso debido a las circunstancias económicas, financieras y sociales que estamos viviendo. Compradores públicos y privados analizan con lupa presupuestos, ofertas y PVP en busca de la que considerarán mejor opción, en muchos casos aquella que presente como ventaja competitiva el menor precio y que aparentemente suponga un ahorro para él o su empresa. 

Los nuevos hábitos de compra atienden mucho más a la necesidad básica a cubrir y dejan en un segundo plano o sin valía cualquier valor añadido que pueda interpretarse como sobreprecio añadido. 
La respuesta por parte de los fabricantes y la gran distribución a esta nueva situación ha sido implementar estrategias de marketing y comunicación centradas en conseguir proyectar ante el mercado una imagen de más baratos que antes. El objetivo fundamental es parecerlo más que serlo, porque de lo que se trata es de dinamizar la venta, y el engaño piadoso apunta como un buen aliado para lograrlo. Al menos para las grandes multinacionales del mercado de consumo. 
Para ser más baratos y ante todo parecerlo, muchas compañías fabricantes y distribuidoras han recurrido a la estrategia de seducir vía reducir el monto total aparente de la compra. En el caso de los consumidores, que el importe del carro de la compra supuestamente sea inferior a otras épocas; en el de los industriales, que el importe de los pedidos sea coherente con el momento. La primera derivada de esta estrategia es que comprando menos aumenta la frecuencia de compra, por lo que en la mayoría de los casos no existe ahorro alguno; es más, lo más probable es que la suma de compras no suponga ahorro alguno sino todo lo contrario. Pero aparentemente… 
Algunas de las técnicas utilizadas para “bajar precios”: 

  • Ofrecer menos producto por el mismo precio (p.e. menos gramaje o volumen por unidad, o envases de menor capacidad). 
  • Reducir el número de unidades por pack (el precio total baja). 
  • Anunciar a bombo y platillo un sin parar de ofertas (al principio de precio, desvalorizando al producto, p.e. descuento sobre el PVP; y actualmente de ahorro, revalorizando al producto, p.e. cupones descuento fidelidad, más producto por el mismo precio o segunda unidad a precio reducido). 
  • Eliminar envoltorios (productos sin plásticos protectores o separadores), cartonajes (productos sin caja) y rediseñar el packaging (productos sin caja colocados en micro expositores). 
  • Eliminar envases de ciertos productos y volver a la dispensación a granel. 
  • Minimizar el número de referencias en el lineal para potenciar marcas de distribución (Mercadona es el máximo exponente) y forzar negociaciones a la baja con proveedores. 
  • Racionalizar el catálogo de productos (industriales). 
  • Revisar costes (p.e. cambio proveedores, mejora de los procesos productivos o reorganización interna). 

La lista es más larga y se actualiza cada día con el ingenio de las multinacionales, que en estos momentos están iniciando en diferentes países europeos, entre ellos España, la implementación de las mismas estrategias y técnicas comerciales que utilizan en los países en vías de desarrollo. Así de mal estamos. 

Posible vía alternativa 

Parece que toca ser barato. Cualquier estrategia que no apunte a este objetivo queda descartada. Pero, ¿es realmente útil? Pese a los esfuerzos que muchos destinan a presentarse como una opción barata y apalancar así la venta, la atonía sigue instalada en la mayoría de mercados, incluso en el de la alimentación. 
La opción de ser barato porque es lo que toca es simplista, puesta en práctica por la mayoría y un callejón sin salida por poco efectiva. ¿Por qué? En la mayoría de sectores y mercados el posicionamiento de “barato” ya se encuentra ocupado por algún competidor. Intentar desplazarlo para posicionarse en este espacio no sólo es un esfuerzo generalmente baldío sino que suele reforzar el posicionamiento de quien lo posee y desgasta, desposiciona y desacredita a quien lo intenta.
Por otra parte, “ser barato” puede resultar relativamente fácil, pero volver a posicionarse en precio óptimo en el futuro será una ardua tarea para muchos. ¿Alguien se ve capaz de posicionar a las cadenas de distribución DIA o LIDL como supermercados de precios/marcas/márgenes premium? Nacieron con un posicionamiento y morirán con él. En el otro extremo, el londinense Harrods incrementa sus ventas de forma envidiable. El lujo exclusivo no está notando la crisis en sus ventas, pero sí en nuevas necesidades de sus consumidores “de siempre”, que prefieren reducir la ostentación, algo a lo que las marcas de lujo exclusivo ya están dando respuesta. Entre unos y otros, vale el ejemplo de El Corte Inglés, que sin abandonar su posicionamiento basado en la confianza y la calidad, ha iniciado acciones de comunicación para desvincularse de la imagen de “caros” que les acompaña desde hace años. Tener la etiqueta de caro hoy es un lastre para cualquier negocio. 
Entonces, ¿es una buena solución convertirse en “barato”? Algunas empresas están trabajando una vía alternativa, reinventándose como la opción más “económica”. Desarrollar una estrategia de marketing y comunicación bajo este concepto permite desvincularse de la imagen “caro”, mantenerse a distancia de las connotaciones negativas que conlleva “ser barato” y no abandonar el posicionamiento alcanzado en el mercado, la propuesta de valor que se le aporta y el significado o promesa que nace de la visión y misión de una marca o compañía. 
Ser económico es una estrategia que aporta valor al cliente, más allá del precio. Porque exige de la marca el esfuerzo de analizar cuáles son los beneficios reales de su producto o servicio, su funcionamiento y prestaciones, y concluir en cuál es su propuesta real de valor desde el punto de vista de rentabilidad y rendimiento económico para el cliente. Esto es especialmente interesante para los industriales, donde la compra impulsiva no existe y en las decisiones de compra lo racional suele pesar más que lo emocional, aunque esto último es lo que suele abrir canales de relación y los mantener vivos. No se trata de que el producto funcione muy bien y sea muy bueno, sino de entender el significado de funcionar muy bien y ser muy bueno para quien debe adquirirlo. A partir de las reflexiones y el conocimiento podremos conseguir un producto mejor adaptado, una puesta en valor de la aportación que supone la inversión al cliente y un argumentario de ventas centrado en el ahorro más que en el precio, que al fin y al cabo puestos a ser racionales es lo que cuenta: cómo seremos más guapos, estaremos más limpios o fabricaremos mejor según una relación real y puesta en evidencia de coste/beneficios. 
Por supuesto, ser económico no sólo es parecerlo: su base racional exige que sea algo tangible, demostrable y cien por cien real. Las filigranas comunicativas y las buenas palabras por si solas no sirven para este propósito. Caeríamos en el engaño y el descrédito. Es necesario, pues, enfocar a toda la organización hacia el esfuerzo de descubrir y presentar la economía que aporta al cliente nuestra solución. 
Por otra parte, por más que el comprador mire el precio, después su bolsillo o caja y finalmente valore, no hay que olvidar que se trata de un ser inteligente (olvidemos la compra impulsiva, la de caprichos y hobbys, y los perfiles de comprador centrados en adquirir precios y no productos). Ante un argumentario sólido de rendimiento y rentabilidad de su inversión, y pese al cortoplacismo actual, su decisión tenderá a aceptar beneficios mayores aún a costa de lo que a priori suponga un esfuerzo económico mayor en el momento de decidir. 
Eso sí, sin olvidar que estamos en recesión, que la contención del precio de venta es una necesidad innegable y que la mayoría de nosotros estamos obligados a ganar menos ofreciendo más. Siempre que no te dediques al mercado del lujo exclusivo, que sigue creciendo ajeno a la realidad de la mayoría de los europeos.

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¿Por qué perdemos el tiempo y las energías diciendo NO a los recortes? Los recortes no son el problema, lo son el robo, la estafa, la impunidad, la malversación, la chulería, la mentira, la servidumbre, el amiguismo, el expolio, la vagancia, las religiones, los partidos políticos, los sindicatos, las fronteras políticas, los falsos símbolos, los nacionalismos de cualquier tipo o la impostura y el ansia de poder, entre otros. 

¿Por qué perdemos el tiempo y las energías diciendo NO a los colectivos? Los inmigrantes, parados, funcionarios, trabajadores, emprendedores, empresarios, árabes, judíos, católicos, catalanes o madrileños, por citar sólo algunos, no son el problema. La gente corriente no somos el problema, lo son la larga lista de sanguijuelas, delincuentes, déspotas y vividores con nombres y apellidos que, auto instalados en el poder por una falsa democracia, deciden cuáles y quiénes son las causas de esta peste que llaman crisis. 
Para lograr sus oscuros y secretos objetivos de beneficio, nos distraen con el antiguo pan y circo romano, actualizado a deportes deshumanizados dominados por el capital, las drogas y la tecnología. Nos dividen para vencer, mintiendo descaradamente y atizando sin pudor sentimientos que no por verdaderos o falsos dejan de resultar sumamente hirientes y peligrosos para una minoría fervorosa de personas que, sin saberlo, les siguen el juego. Nos intentan convencer de que somos culpables de una gran desgracia de la cual no sabremos ni podremos salir sin ellos y sus medidas, que curiosamente nos hunden más en la miseria a la mayoría en beneficio de una minoría de elegidos, entre los que lógicamente están ellos, la “clase política” mundial, y los que de verdad mandan y les mandan, los que dictan el destino y la vida de cada uno de nosotros: los malnacidos insatisfechos que necesitan y quieren siempre más y más a costa de lo que sea y de quien sea. En este caso, nosotros. 
Unos y otros nos mienten. 
Hay alternativa. 
Abandonemos el juego dirigido en el que nos han metido y con el que quieren hacernos tragar carros y carretas. No veamos la amenaza y la culpa donde ellos señalan. Rompamos la inercia y la comodidad. Llevamos siglos aguantando lo inaguantable. 
El NO deberíamos dirigirlo al verdadero problema: ellos. 
VOSOTROS SOIS EL PROBLEMA. 
NO OS QUEREMOS.


Manifiesto ciudadano. 25 de septiembre de 2012. Congreso de los Diputados. Madrid.

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¡Ups! Ustedes perdonen: la palabra rescate no sólo está maldita sino que además ha sido exiliada del vocabulario del buen español. No, no, lo que ha aprobado el Banco Central Europeo con el beneplácito a regañadientes y condicionado -¡lo siendo Mariano!- de la señora Merkel no es un rescate.

En palabras de nuestro magnánimo y benévolo presidente Rajoy, se trata sólo de un plan financiero para ayudar a capitalizar y sanear la banca española, de la cual se hace responsable la banca y no los ciudadanos españoles, y de la depende directamente el grifo del crédito para empresas y particulares. Es para partirse de risa. Vivimos inmersos en la burla descarada y paranoica de unos gobernantes increíbles, calificados así no en el sentido de magníficos sino por el de falsos. Los publinoticiarios televisados gubernamentales son una sucesión de mentidos y desmentidos, de puestas en escena que duran menos que un acto de cualquier obra teatral de barrio. Esto, siempre aderezado con un discurso de reprimenda general que, para tapar el archisabido donde dije digo digo Diego, utiliza la estrategia de comunicación de balones y culpas fuera para justificar cambios de postura, destrucción de promesas electorales y, en definitiva, liarnos para explicar lo inexplicable y esconder las vergüenzas de una élite autocrática sin escrúpulos. Eso sí, todo en nuestro bien, es decir, para sacarnos de esta crisis en la que nos han metido los paletas, obreros y administrativos de este país, y que ahora, por su culpa, obliga a los salvadores de la Patria Europa y la Región Periférica España a diseñar, desarrollar y pedir a los ciudadanos imprescindibles esfuerzos que no cambian nada pero lo cambian todo. ¡Vaya eufemismos para no hablar de recortes y punto final de la Sociedad del Bienestar! ¡Malditos ciudadanos anónimos estafadores y malversadores que nos habéis metido en esto!

Gracias a Europa y a sus líderes, entre los que se encuentran los nuestros –presentes y pasados, aunque espero que no futuros-, en breve todo volverá a ser como antes. Todos volveremos a ser felices y comeremos perdices. ¡Somos unos afortunados! Sobre todo por tener unos gobernantes que velan por la defensa de nuestros intereses, que nos guían en la tormenta, que anteponen los nuestros a sus propios intereses y a los de partido y que, de todas todas, nos sacarán de la ruina moral y económica en la que nos hemos metido solitos haciendo caso omiso de sus sabias advertencias. ¡Ya lo decían ellos que vivir por encima de nuestras posibilidades tendría un final trágico! Teníamos que haber escuchado y seguir su modélico ejemplo de austeridad, esfuerzo y trabajo.
Hoy la prima de riesgo y los mercados están algo contentos. Rajoy aparece sonriente y satisfecho en televisión. El capital pronto se inyectará a nuestros benefactores los bancos. Estoy mucho más tranquilo y confiado. Y además orgulloso de saber que nuestros protectores están ahí, luchando por nosotros y por llevar nuestra calidad de vida a todos los rincones del mundo.
Ante este inminente futuro que nos están preparando me anima. Ahora mismo, cuando acabe estas líneas, me largo a lapidar en vicios y caprichos caros la paga extra de verano que aún no he cobrado. Y como aún no la he cobrado y posiblemente me quedará corta para tanto gasto que pienso hacer, ¡también me pido un crédito al consumo! ¡Que siga la fiesta que los de arriba ya están a puntito de arreglar el desaguisado que tú y yo, junto a los mencionados paletas, obreros y administrativos, hemos creado para desgracia de Barrosos, Van Rompuys, Merkels, Rajoys, Rubalcabas, Botines, Fainers y una interminable lista de eminentes maestros del arte del birlibirloque. Toda esta tropa, y su legión de expertos asesores manipuladores de comunicación, con los que comparten categoría moral, están hasta el gorro de todos nosotros y de los “pollos” que les montamos. Después de todo lo que les hemos hecho y lo mucho que ellos hacen por nosotros, no nos merecemos ni mirarles a la cara.

Uf. Qué descansado me he quedado.


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Gracias por leerme.

Lluís Lleida Feixas 

Estrategia y creatividad para la dirección de proyectos de comunicación y coaching.
Producción de textos de marca.
www.lluislleida.com
lluis@lafabricadetextos.es
T. 616 064 283

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Ir a Lluís Lleida // Motivació i esport
D’esquerra a dreta: Edu, Mónica, Tanya, Josep,
Lluís i Francesc. Equip a la Trailwalker.

Segueixo amb actualitzacions ràpides i sense gaire sentiment. No tinc temps! Després de la marató de Paris com a pacer d’Angels, als 13 dies els 74 km 1.400 D+ de la Ultra d’Eivissa (11h25m), a la setmana els 100 km de la Trailwalker (19h54m), després cap de setmana a Posets (KO , refredat i baix de defenses) i el divendres següent la Selva Marítima, primera etapa de la Costa Brava Xtrem Running, de 25 km 1.500 D+ (03h54m). Tres dies de dolor lateral al bessó esquerre. Vaig trobar-me fluix als últims quilòmetres. El cansament i desgast m’està passant factura. Avui ja estic recuperat del dolor (crec). Demà sortim direcció Alps italians a la recerca del quatre mil del projecte Experiència 4000: Gran Paradiso. Amunt, sempre amunt!

D’esquerra a dreta: Dani, Francesc, Lluís, Anna i David.
Selva Maritica CBXR 2012.

Nota: us espero el 16 de juny a Borredà, a la tercera edició de la Micro Trail Mont Marc (caminada i cursa popular, 11 km amb 900 metres de desnivell total acumulat) o a la primera edició de la CAM EXTREM, paral·lela a l’anterior, però reservada a 25 participants: 60 km de trail running amb quasi 5.000 m de desnivell total acumulat. Mes informació aquí.

Finisher: 11h24m Crónica