Nuevo circuito, en teoría más rápido. Lo cierto es que en mi caso no lo fue. Pocos kilómetros específicos de entrenamiento para esta maratón y la falta de una liebre a partir del km30, marcaron una segunda parte de carrera muy floja.
Hasta el km25 fui muy bien, a ritmo de marca personal. Pero a partir de este punto y hasta el km31, una agonía. Es de nuevo pasado el punto kilométrico 31 que empiezo a resurgir. En los tiempo de paso de la gráfica se puede comprobar lo dicho. La temperatura un poco alta, no ayudó.
Confirmo que cuando la media maratón de un mes antes me va bien, con registros buenos, la maratón no me va también. Y al revés.
Días antes le comenté a mi entrenador que no había cogido el ritmo de maratón. La conclusión es que llevo ritmo de media, de ahí el buen tiempo en la de Barcelona de un mes antes, pero eso me desfonda para mantener otros 21 km el ritmo óptimo para situarme entre las 4h50 y las 4h55 previstas en la maratón.
Sobre el circuito, lo más destacable es que comprobé en otros cuatro relojes de compañeros lo que marcaba el mio: 44.650m. El reloj que menos registró de los cuatro consultados, 43.800m. Una variación de hasta 500 metros es sobre los 41,195 de la maratón se considera «normal». Pero los datos registrados no pueden ser normales ni encuentro explicación (?).
Las modificaciones del recorrido, que apuntaban a un desnivel menor, tampoco me acabó de cuadrar ni gustar. Pero nada más que decir. Es el circuito que propone la organización y listo.
Gran ambiente en las calles. Cada año hay más barceloneses que se vuelcan en este evento. Echo en falta una mayor y más intensa ambientación. Comparado con otras maratones internacionales del mismo nivel, en este aspecto la de Barcelona tiene camino por recorrer.






















La bici, más de lo mismo. Los primeros kilómetros por Salou muy bien, pero 45 km con viento de cara y lateral por la autovía convirtieron a la bicicleta en un caballo desbocado que levantaba las patas delanteras o estiraba las traseras hacia un lado y hacia el otro. Así fueron pasando los kilómetros, esperando dar la vuelta en Hospitalet del Infant para dejar que el viento empujara a favor, por la espalda. Finalmente, al encarar dirección Salou, la cosa fue un poco más fácil, aunque las ráfagas laterales me hicieron sufrir algunos sustos y el desgaste previo hizo que las medias de velocidad no fueran las óptimas. El segmento de 90 km de bici me costó unos 30 minutos más de los previstos. Con todo, satisfecho por lo mucho que aprendí sobre controlar la fiera desbocada y salir ileso! El tercer segmento, de 21 km de carrera a pie, es el que mejor llevo, ya que si deportivamente soy algo esta no es otra que corredor. El año pasado ya sufrimos mucho calor en este triatlón (¡fue mi primer triatlón!) Y este año repetimos altas temperaturas y sumamos golpes de viento que levantaban la arena de la playa. Pero mis preocupaciones se centraban en el sóleo de la pierna derecha, que lleva un mes en tratamiento por lesión y que no tenía nada claro que aguantara los 21 km. Y así fue. Durante las cuatro semanas previas, desde la lesión, sólo he sumado 15 km de rodajes, 10 de ellos el fin de semana anterior a la competición. Ese día no noté ninguna molestia. Pero en Salou, en el km3 tuve un aviso. Paré de correr, arranqué y segundo aviso. Caminé una docena de metros, no noté dolor y volví a correr suavemente. Poco a poco y sin notar molestias fui cogiendo ritmo -de forma muy conservadora- y encontrándome cada vez mejor de sensaciones. Al comenzar la última de las cuatro vueltas, aviso a mi hija -entre el público- que voy muy bien y más rápido, que en 25 minutos nos vemos en la llegada… Pero no fueron 25… En el km18 el soleo dijo «Luis, aquí has acabado la carrera». Noté un tirón y punto y final. Caminé cojo los 3 km que quedaban para llegar a meta. Conclusiones: la natación en Vichy no será tan distraída, ya que no tendremos olas como en Salou (los 4 km de natación son en el río), y aunque la flotabilidad no es tan buena como con agua de mar, este segmento no debería suponer ningún problema. La bici empiezo a dominarla. El viento de Salou me ha ayudado bastante a entender sus reacciones. También he practicado los avituallamientos en marcha y la ingesta sobre la bici. Queda seguir sumando kilómetros a las piernas. Referente al segmento de carrera a pie, en Vichy será un tema de supervivencia. Los 42 km se harán muy largos, seguro, después de los 3,8 km de natación y los 180 km de bici. Lo que me preocupa es recuperar bien el sóleo… Con todo, Challenge Salou ha sido una gran experiencia por todos los conocimientos que me ha regalado. Edgar Manzano (fisio), ¡a trabajarme el soleo! Y Xavi Vallribera (coach) tienes tres meses mas para seguir ayudándome a mejorar tal y como has hecho y logrado desde enero. Y como siempre, me quito el sombrero ante la tenacidad y voluntad de hierro de Àngels Salvador (para mi la mejor triatleta del mundo), ¡a pesar de las lipotimia post carreras!




