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Tu Marca, aquella que es única en su capacidad de seducirte en lugar de fidelizarte, hace cosas por ti. Sí, muchas. Y todas las aprecias y valoras, por eso “la gastas”. Fíjate si puede hacer cosas por ti: se encarga de proyectar tu imagen, de insinuar tu estatus, de facilitarte determinadas relaciones, de dejarte bien ante terceros, de “formar parte” de algo excepcional-único-y-super-exclusivo-e-importantísimo-para-ti, de introducirte allí donde y con quien te interesa, de que parezcas una cosa , otra o tu mismo, de que seas más… Además, Tu Marca te seduce con inteligencia, porque sabe que vuestra relación se basa en la pasión, la comprensión y el perdón mutuo, por eso ambos reconocéis que la infidelidad es, hoy más que nunca, una anécdota que no os afectará. El amor que os profesáis está por encima de este pequeño detalle que ha hecho que Audi sustituya a tu querido BMW, o que Casa Tomás y no La Sardina Plateada haya sido el restaurante encargado de satisfacer tu apetito este mediodía.
Con las Marcas se flirtea cariñosamente. Algunas de ellas ya lo han descubierto y aceptan con la misma devoción su presente y su futuro contigo. Te quieren para que tú las quieras. Amor sincero y mutuo, sin presión, natural. Es la unión a través del significado y la complicidad, transformada en una atracción elegante y consciente. Otras, sin embargo… Quizás no sean tan Marcas como creen.