Puestos ha hacer deporte en casa por culpa del Covid-19, ¿por qué no fijarse algún reto? El mío ha sido subir 8848 y bajar otros 8848 peldaños, uno por cada metro de altitud que tiene el monte Everest.

Vivo en un dúplex. La escalera interior para subir a la planta superior consta de dos tramos de escalera, el primero de 8 escalones y el segundo de 7. Total, 15 escalones. El objetivo que me propuse fue ascender y descender en modalidad non stop tantos escalones tiene como altitud el Everest.

Durante aproximadamente un mes, del 20 de marzo al 25 de abril, fui entrenando la musculatura, la fuerza, la resistencia y, sobre todo, la técnica. Estar las más de tres horas que calculé que necesitaba para subir y bajar los 17.696 escalones era una prueba relativamente dura para el cuerpo, en especial para las rodillas. Así que durante este período fuí haciendo diferentes «distancias». La imagen muestra la progresión que seguí.

El día 25, a las 11 horas en punto, empecé a subir y bajar la escalera. Completé el reto en 3h10m, con un total de 17700 escalones, equivalentes a subir 553 plantas de un edificio, y bajar otras tantas. Calculé los metros ascendidos y descendidos y acumulé 3.540 metros. Una buena «tirada» en términos montañeros.

Una hazaña absurda, de la que tengo el récord mundial de mi casa.

 

 

23 de abril de 2020. Sant Jordi. En Cataluña nos regalamos cultura y amor, libros y rosas. Desde mi confinamiento covid-19, aquí os dejo en primicia el prólogo de mi próximo libro «Ironman a los 50». Feliz Sant Jordi.

Descargar el prólogo en formato PDF.

 

5 Tips que te ayudarán a ser mejor en lo que hagas.

Definido, aunque no definitivo. Siempre surgen nuevos desafíos que hay que encajar en el calendario. O lesiones que forzosamente lo modifican.

La cuestión es no parar, que a mi edad cuesta mucho volver a arrancar, y mantener la ilusión por repetir experiencias y sumar de nuevas. En este 2020 caben, de momento, 2 ironman, 1 medio ironman, 2 maratones, 2 medias maratones, un ultratrail moderado de 87 km , 2 cicloturistas y algunas carreras por relevos y de distancias 5 km. Para romper ritmos y desconectar de competiciones, en mayo ascensión al Teide y en agosto travesía Carros de Foc.

Ahora solo toca esperar a que el cuerpo aguante.

Aquí el calendario completo.

En el 2020 cumpliré 55 años. A los 50 me propuse el objetivo #Improvable_pero_no_imposible de participar y completar un Ironman. Para ello, tuve que aprender a nadar y a montar en bici.

En 2016 participé en el de Vichy y abandoné. Aprendí. En 2017 y 2018 crucé la línea de meta del IM Barcelona. En 2019 también lo logré en IM Vitoria. Para celebrar mi 55 aniversario (dos 5), en 2020 volveré a participar en IM Barcelona y IM Vitoria y de este modo completar el proyecto 5 IRONMAN 5 AÑOS. ¿Dos en un mismo año? Bueno, es que si no lo hago así, los números no cuadran… ¡El eje vertebrador del proyecto es el 5! 55 años, 5 ironman, 5 años. Y después del DNF de Vichy… Pues en 2020 tocan 2.
¿Y porqué repito Vitoria y Barcelona? Primero, porque uno es en julio y otro en octubre, tiempo suficiente para recuperarme del primero y afrontar con garantías físicas el segundo. Segundo, por economía. En ambos casos, desplazamiento en coche y poco gasto en hoteles. La economía está muy mala. Tercero, no hay desniveles importantes en el segmento de ciclismo, aunque la natación en Vitoria es en agua dulce y eso me penaliza unos minutos. Cuarto, puedo tener familiares y amigos dando apoyo.
Total, que sí, que ya estoy inscrito a los dos IM.

#5X5_IRONMAN_PROJECT #ironmanfinisher #ironman @ironmantrispain #ironmantraining #ironmantriatlon

El colofón a la temporada  de competiciones 2019 ha sido el ultra trail Ultrapirineu, de 94 km y 6350 metros de desnivel positivo. Volvía a las carreras de montaña de larga distancia muy motivado. Mi objetivo era que mis amigos Belén y Eduard lograran el suyo: participar y completar su primer ultratrail.

La experiencia no pudo ser más positiva. Todos los objetivos cumplidos, incluidos los de llegar a la meta en menos de 24 horas (23:50:30) y cruzar la línea con una sonrisa dibujada en el rostro.

Fin de temporada y a prepara la de 2020.

 

 

La bici no es mi fuerte. Pero no fue impedimento para participar en una prueba de ciclismo de resistencia, la Gran Fondo 24h, celebrada los días 7 y 8 de septiembre, en el Circuit Barcelona – Catalunya. Àngels, Carlos, Eduard y yo representamos al CAM Parets.

La organización de la prueba proponía la participación en tres categorías horarias: 6, 12 y 24 horas. Dentro de cada una, modalidad Solo, Equipo Duo y Equipo Relevos de 4, 6 u 8 miembros. Para cada categoría, clasificaciones masculino, femenino y mixto.

Nos inscribimos en modalidad 24 horas y equipo de 4 mixto. Un rápido vistazo a los boxes de los diferentes equipos nos hizo ver dos cosas. La primera, que allí había mucho ciclista y triatleta de distancias cortas y medias. La segunda, que de entre todos los equipos, éramos uno de los de mayor edad media (58 años) y, sin duda, el mixto más «veterano». Así que tranquilidad y a disfrutar.

Finalizamos las 24 sumando 655 km, 138 vueltas , 7500mD+ 7500mD- . Sobre la clasificación final, pues penúltimos en T4/24 horas, que significa que recorrimos más kilómetros que los participantes en 6 y 12h ;-). Sobre nuestra satisfacción, pues total. Una vez más, nos habíamos planteado un reto improbable pero no imposible. Podíamos haber elegido 6 o 12 horas y/o un mayor número de componentes del equipo, pero vivir la experiencia de las 24 horas y hacerlo «en petit comité» nos resultó súper motivador. Además, la participación de Àngels en el equipo,  que nos convertía en equipo mixto, también sumó más motivación.

La ambición, por tanto, discurrió más por el camino del disfrute que por el de la pura competición. Y lo pasamos muy, muy bien. Cumplimos los horarios de relevo previstos, todos pedaleamos según el momento y las sensaciones, sin más presión que la que nosotros mismos quisiéramos imponernos, y llevamos el tema sueño como buenamente pudimos. Porque, no lo había dicho, todo esto empezó a las 10 de la mañana del sábado y finalizó a las 10 de la mañana del domingo.

Pedalear en este circuito, cuya vuelta no llega a los 5 km y con tres cuestas que a lo tonto a lo tonto suman más de 50 metros de desnivel por vuelta, supone un sobre esfuerzo de automotivación. Porque dar vueltas sin parar es sumamente aburrido… Y de noche, aún más.

Nuestra estrategia de carrera fue relevarnos del siguiente modo: primer relevo, 2h cada uno; segundo relevo, 1h30; tercer y cuarto relevo, 1h;  quinto y último relevo, 30 minutos. Así fue como cada uno de nosotros invirtió 6 horas en darle a los pedales.

Llega la oscuridad… Y el sueño.

La noche la sobrellevamos como pudimos. Rompiendo el sueño a ratos, pendientes de quién estaba en esos momentos rodando, preparando los focos y las baterías para el siguiente relevo, avituallándonos para reponer la energía perdida, charlando con otros participantes, atentos a una ambulancia que se lleva a alguien, alucinando por la velocidad que algunos son capaces de llevar después de tantas horas de pedaleo… En definitiva, viviendo el momento.

Avituallamiento

Cada equipo tenía un lugar asignado en los boxes del pit lane del circuito. Nosotros compartimos box con un equipo T6/24h. Por cierto, por su edad podían ser nuestros hijos…

La organización suministraba isotónico, recuperador y plátanos durante las horas diurnas, así que la intendencia corría a cargo de cada equipo y de su estrategia de competición. Judit actuó como asistente del equipo, animándonos en todo momento, facilitando algunas gestiones y cuidándonos con un plato de pasta recién hecha y atún, que por la noche entró la mar de bien.

Para soportar en las mejores condiciones posibles la duración de la prueba y recuperarnos del esfuerzo, nos montamos un «campamento» con una pequeña tienda campaña, dos sacos de dormir, un colchón hinchable, 2 hamacas, cuatro pequeñas sillas plegables, una mesa camping y ropa de recambio.

La completa despensa disponía de sales minerales, batido recuperador, isotónicos, cola, cerveza, agua, plátanos, melocotones, uva, galletas de chocolate, donettes, frutos secos, snickers, nutella, pan bimbo, café, patatas fritas, salchichón, queso, termo con cafè, leche, azucarillos…La mitad de las cosas volvieron a casa… Si hay una próxima vez, nos llevaremos una cafetera de cápsulas. Es lo único que echamos en falta.

Compañeras de Club se acercaron a darnos aliento y además de regalarnos su presencia, también nos regalaron ratafía, más frutos secos, panecillos, algunos embutidos y platos cocinados. Gracias Ester y Marta.

¿Volveremos?

Pues no lo sé. Ahora queda lejos renovar la participación, pero no lo descarto. Personalmente lo pasé muy bien y creo que el resto de compañeros también. Acabamos contentos por lo conseguido y por haber sumado y compartido una nueva experiencia. En todo caso, la GF24H Circuit Barcelona – Catalunya es una actividad bien organizada y, por tanto, recomendable.

 

 

 

Entre los entrenamientos de trail running del mes de agosto, incluí la participación en La Marrana Skyrace, carrera de montaña que se celebró en Vallter 2000. Fueron 26 km y un desnivel total acumulado de 3800 metros, en un recorrido en altura, siempre por encima de los 2000 metros, pisando cinco cumbres, la más alta de 2880 metros.

También realizamos, junto parte del equipo que estaremos en la línea de salida de la Salomon UltraPirineu de primeros de octubre, una salida nocturna de cuatro horas, 19 km y 1000 mD+, más otras más cortas en las que íbamos sumando desniveles en altura.

En bicicleta, solo 50 km para estrenar la Capsúle nueva.

Aprovechando los últimos días de vacaciones, viaje al País Vasco con subida al Aizcorri, punto culminante de la legendaria carrera de Zegama. 1h05m para ascender poco más de 600 metros de desnivel. Territorio espectacular.

Nuevo circuito, en teoría más rápido. Lo cierto es que en mi caso no lo fue. Pocos kilómetros específicos de entrenamiento para esta maratón y la falta de una liebre a partir del km30, marcaron una segunda parte de carrera muy floja.

Hasta el km25 fui muy bien, a ritmo de marca personal. Pero a partir de este punto y hasta el km31, una agonía. Es de nuevo pasado el punto kilométrico 31 que empiezo a resurgir. En los tiempo de paso de la gráfica se puede comprobar lo dicho. La temperatura un poco alta, no ayudó.

Confirmo que cuando la media maratón de un mes antes me va bien, con registros buenos, la maratón no me va también. Y al revés.

Días antes le comenté a mi entrenador que no había cogido el ritmo de maratón. La conclusión es que llevo ritmo de media, de ahí el buen tiempo en la de Barcelona de un mes antes, pero eso me desfonda para mantener otros 21 km el ritmo óptimo para situarme entre las 4h50 y las 4h55 previstas en la maratón.

Sobre el circuito, lo más destacable es que comprobé en otros cuatro relojes de compañeros lo que marcaba el mio: 44.650m. El reloj que menos registró de los cuatro consultados, 43.800m. Una variación de hasta 500 metros es sobre los 41,195 de la maratón se considera «normal». Pero los datos registrados no pueden ser normales ni encuentro explicación (?).

Las modificaciones del recorrido, que apuntaban a un desnivel menor, tampoco me acabó de cuadrar ni gustar. Pero nada más que decir. Es el circuito que propone la organización y listo.

Gran ambiente en las calles. Cada año hay más barceloneses que se vuelcan en este evento. Echo en falta una mayor y más intensa ambientación. Comparado con otras maratones internacionales del mismo nivel, en este aspecto la de Barcelona tiene camino por recorrer.

Muy contento. Contentísimo. Finisher por segunda vez en un IM (anterior IM BCN 2017), con el aliciente de que en esta ocasión el objetivo no era tanto que llegara yo como Àngels. Y así fue. A partir del km35 de la maratón fui andando hasta 200 metros antes de la línea de meta, donde suena el chivato de que estás a punto de entrar en el pasillo de llegada. Esperé bajo un árbol intentando protegerme de la lluvia durante unos 20 minutos, hasta que la vi llegar. En ese momento me uní a ella, tal y como prometí que haría si esta vez conseguía superar el corte de tiempo del segmento ciclista, para acompañarla en esos últimos metros.
Así que, doble objetivo cumplido.
El crono hasta el km 35 me permite estimar que en esta ocasión hubiera cruzado la línea de meta en 12h50 o 12h55 minutos, aproximadamente una hora menos que en 2017.