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Definido, aunque no definitivo. Siempre surgen nuevos desafíos que hay que encajar en el calendario. O lesiones que forzosamente lo modifican.

La cuestión es no parar, que a mi edad cuesta mucho volver a arrancar, y mantener la ilusión por repetir experiencias y sumar de nuevas. En este 2020 caben, de momento, 2 ironman, 1 medio ironman, 2 maratones, 2 medias maratones, un ultratrail moderado de 87 km , 2 cicloturistas y algunas carreras por relevos y de distancias 5 km. Para romper ritmos y desconectar de competiciones, en mayo ascensión al Teide y en agosto travesía Carros de Foc.

Ahora solo toca esperar a que el cuerpo aguante.

Aquí el calendario completo.

La campaña de captación de socios y donaciones 2020 de la Fundació Sique para personas con diferente capacidad intelectual se ha iniciado con el estreno del vídeo documental «#SIxTU», una producción de Intuitivo Films en la que he participado como consultor estratégico, guionista y storyteller.

«#SIxTU» es el lema (y el hashtag) que aglutina una serie de acciones que hemos diseñado con el objetivo de conseguir fondos para mantener los alquileres de las viviendas sociales donde residen de forma tutelada algunos de los usuarios de la fundación. Parte de los fondos recibidos también se destinarán a las actividades de ocio y formación que la entidad organiza.

Una de las acciones que se llevarán a cabo es la participación de corredores solidarios en la próxima edición de la Maratón de Barcelona. Con el objetivo de dar visibilidad a la Fundació Sique y demostrar que la diferente capacidad intelectual no nos hace diferentes, un equipo de guías acompañará a lo largo de los 42 km del recorrido a un equipo de relevistas integrado por personas con diferente capacidad intelectual. A tal efecto, he creado el reto solidario «42km SIxTU Fundació Sique!» en la plataforma de crowdfunding www.migranodearena.org. Desde este mismo instante puedes aportar tu «grano de arena» a la causa a través de este enlace.

 

Nuevo circuito, en teoría más rápido. Lo cierto es que en mi caso no lo fue. Pocos kilómetros específicos de entrenamiento para esta maratón y la falta de una liebre a partir del km30, marcaron una segunda parte de carrera muy floja.

Hasta el km25 fui muy bien, a ritmo de marca personal. Pero a partir de este punto y hasta el km31, una agonía. Es de nuevo pasado el punto kilométrico 31 que empiezo a resurgir. En los tiempo de paso de la gráfica se puede comprobar lo dicho. La temperatura un poco alta, no ayudó.

Confirmo que cuando la media maratón de un mes antes me va bien, con registros buenos, la maratón no me va también. Y al revés.

Días antes le comenté a mi entrenador que no había cogido el ritmo de maratón. La conclusión es que llevo ritmo de media, de ahí el buen tiempo en la de Barcelona de un mes antes, pero eso me desfonda para mantener otros 21 km el ritmo óptimo para situarme entre las 4h50 y las 4h55 previstas en la maratón.

Sobre el circuito, lo más destacable es que comprobé en otros cuatro relojes de compañeros lo que marcaba el mio: 44.650m. El reloj que menos registró de los cuatro consultados, 43.800m. Una variación de hasta 500 metros es sobre los 41,195 de la maratón se considera «normal». Pero los datos registrados no pueden ser normales ni encuentro explicación (?).

Las modificaciones del recorrido, que apuntaban a un desnivel menor, tampoco me acabó de cuadrar ni gustar. Pero nada más que decir. Es el circuito que propone la organización y listo.

Gran ambiente en las calles. Cada año hay más barceloneses que se vuelcan en este evento. Echo en falta una mayor y más intensa ambientación. Comparado con otras maratones internacionales del mismo nivel, en este aspecto la de Barcelona tiene camino por recorrer.

Nuestra octava maratón en poco más de tres años, y nuestra tercera participación en la de nuestra ciudad, Barcelona. Este año mi compañera me ha convencido para que sea su liebre en su objetivo de bajar de las 4 horas 30 minutos. Acepto encantado porque convertiré la carrera en un rodaje largo de preparación para mi próximo ultra trail, dentro de tres semanas. Junto a otros 18.000 corredores, cruzamos la línea de salida bajo un atronador “Big Jack”, de AC/DC. El cielo está despejado y la previsión es de calor, uno de los peores enemigos del maratoniano. Hasta la media maratón, km21, estamos dentro de los tiempos de paso previstos. Incluso vamos tres minutos por debajo. Todo apunta a que esta vez logrará cumplir su objetivo.
Hidratación cada cinco kilómetros, un gel energético en el 20, otro en el 30 –seguimos dentro del tiempo previsto-, pasamos el 35 y ¡sólo quedan 7 hasta la meta! Pero justo entonces… empiezan los problemas. La temperatura se dispara. Calor. Me giro, miro su cara y detecto que empieza a sufrir. ¡No es posible! Es verdad que no ha seguido un entrenamiento específico para esta maratón, pero ha llegado fuerte y muy mentalizada. Ha mantenido el ritmo correcto, sin ir por encima de sus posibilidades, y no se ha saltado ningún avituallamiento. Son esos grados de más, que han aumentado la sensación de calor y ahogo, sumados al esfuerzo realizado y cansancio acumulado, los que empiezan a pasarle factura mermando su capacidad y resistencia. Para ella, ahora empieza la verdadera carrera. Como cualquier otro corredor de fondo experimentado, sabe que la maratón empieza en algún punto entre el kilómetro 30 y el 35. Aquí y ahora es donde empieza todo, donde da comienzo la lucha contra el desfallecimiento, el vacío interior y el abandono de las fuerzas. En su mente se está librando una dura batalla contra la vocecita interior que le insiste una y otra vez en que es mejor abandonar. Esa vocecita que ella trata de acallar le repite una y otra vez “qué estás haciendo…, por qué lo haces…, deja de sufrir…, queda demasiado para llegar…, no lo lograrás…, mejor que pares…, ¡detente!, ¡abandona!”. Ella está librando la batalla contra el famoso muro. Lo hará durante seis eternos kilómetros, en un calvario cuyo sufrimiento voluntario es imposible de explicar y mucho menos de entender. Sólo al cruzar la meta tendrá su recompensa, que igualmente es imposible de explicar y de entender. No ha logrado alcanzar su objetivo de crono, pero ha logrado algo mucho más grande: vencer. Sin mediar palabra, llega a la zona de medallas, insinúa una sonrisa y dirige sus pasos y pensamientos hacia la siguiente maratón. Es una maratoniana. Ella es una de las miles de atletas populares que se atrevieron a correr contra sí mismas y ganaron. Y este es un pequeño homenaje a ella y a todas las que como ella vencieron. Porque en las maratones sólo hay vencedores: las que se atrevieron a intentarlo y las que además lograron alcanzar la línea de meta.