Ultratrail Cadí: exceso de presión innecesaria

UT CADÍ / Copa Catalana de Carreras de Ultraresistencia por Montaña
2014.07.27
80 km / D+5400 m / D-5400m
Finisher 17:22:17

Ultratrail especialmente duro por los errores de cálculo de la organización en los tiempos de corte y por el ardiente sol que nos acompañó durante todo el recorrido en la parte alta del la Sierra del Cadí. Según el reglamento, teníamos 20 horas para completar el recorrido, pero los cortes horarios estaban calculados para un máximo de 18 horas. Incluso la meta cerraba a las doce de la noche (¡saliendo a las seis de la mañana eso son 18 horas y no 20!).
Por experiencias anteriores y salvo imprevisto, 20 horas eran suficientes para mí, aunque el hecho de que tuvieran que ser 18 me preocupaba. Iría justito. >Seguir leyendo
. Sin embargo, cuando analizabas los tiempos de corte de los controles de paso, te dabas cuenta que la cosa no tenía demasiada lógica y que estaban calculados para llegar a meta en un máximo de 18 horas, no de 20. Así que, para mí, el reto de la UT Cadí no era tanto alcanzar la meta en 18 horas sino entrar en los controles de paso sin superar el tiempo de corte establecido por la organización. Una agonía de 60 km hasta superar el último corte horario.

Supero el primer corte
Salimos de La Seu d’Urgell para rápidamente subir a la Sierra del Cadí y recorrer su cresta hasta el Pas del Gosolans. Duros kilómetros de ascenso hasta el Cap de la Fesa (km 21, donde supero el primer corte horario), seguidos otros más de pedregal en la cresta. Eso sí, estoy en un escenario espectacular. Paraje precioso el del Cortal dels Cortils, aunque para llegar había que superar el descenso técnico del Costa Cabirolera. Desde Cortils, remonte y dirección al Pas dels Gosolans. Tenía muchas ganas de llegar al Pas porque significaba encarar el primer descenso prolongado de la ruta después de muchos kilómetros sumando desnivel positivo. También porque suponía alcanzar el ecuador de la prueba (km 40) y hacer el primer avituallamiento serio. Empezaba a notarme vacío. Nunca había descendido el Pas hacia Prat d’Aguiló, siempre lo había subido.

Fotografia cortesia de Núria Tomás.

Supero el segundo corte
Llego al control de Prat d’Aguiló sólo cinco minutos antes del corte horario. Allí esperaba poder comer (llevo casi ocho horas y media de tute, 40 km y más de 3.000 metros positivos), pero no tengo tiempo y salgo pitando al escuchar que el siguiente tramo de 10 km hasta Estana es muy rápido y cuesta abajo. Tengo 1h30 minutos para llegar o quedo fuera de competición. Me encuentro que el terreno no es como me han dicho: ni todo es cuesta abajo, ni tampoco rápido de correr. A los 4 km me adelantan tres corredores que son más ágiles y rápidos bajando por senderos técnicos. Van tan cabreados como yo maldiciendo lo absurdo de los tiempos de corte.
Aproximadamente a un kilómetro de llegar a Estana los pillo. Dos de ellos han tirado la toalla y van a ritmo de paseo. Me relajo y me uno a ellos. Se ha cumplido el corte horario, así que es absurdo seguir con el acelerador a fondo. Estamos fuera de carrera…
Antes de llegar a Estana llega por detrás otro corredor, con el turbo puesto. Se une al grupo y deja de correr. ¡Es del club organizador! Su cabreo es monumental y despotrica sin cortarse un pelo.

Hay que entender lo que está ocurriendo
Según los horarios de corte de la organización, tenías que llegar a Estana en menos de 10 horas (km 50 de carrera, D+3.300m y D-1.500m), mientras que para recorrer los siguientes 30 km de carrera, mucho más suaves en cuanto a desniveles y un terreno mucho más corredor, tenías otras 10 h. Así pues, te exigían un ritmo de 5km/h durante los primeros 50 km, con fuertes y prolongados desniveles positivos, y un ritmo de 3 km/h, con mucho menos desnivel para los siguientes y últimos 30 km.

Permiso para seguir 
La cuestión es que recorro los 10 km que separan Prat d’Aguiló de Estana en 1h45m, quince minutos por encima del corte horario (teniendo en cuenta que 1 km antes de llegar bajamos el ritmo al sentirnos fuera de competición). En Estana como algún sándwich de crema de cacao, fruta, gominolas… Mientras esperamos saber si estamos o no fuera de competición.
Finalmente, después de esperar y esperar, nos permiten seguir en carrera, pero no nos aseguran que en el siguiente y último corte horario nos permitan salir si llegamos fuera de tiempo. De hecho, nos dicen que allí serán estrictos. De nuevo, gas a tope para recorrer otros 10 km hasta el pueblo de Ansovell (km 60), siguiente corte horario. Entre los 15 minutos de retraso que hemos sumado hasta llegar a Estana, más el tiempo que hemos estado allí parados esperando saber si podíamos continuar o no, nos quedan poco más de hora y media para recorrer esos 10 km.
Salimos cuatro corredores juntos. El corredor que pertenece al club organizador sale lanzado y va tomando distancia. Más adelante soy yo que voy abriendo distancia con los otros dos. Me impongo el ritmo máximo que puedo para intentar recorrer los 10 km en hora y media. Sé que no podré, pero quiero intentarlo hasta que vea caer la hora de cierre en mi reloj.

Se suprimen los cortes horarios
A 2 km de Ansovell atrapo a un corredor que me comenta que abandona, que va fuera de tiempo (es cierto, aunque por pocos minutos) y que está agotado. Lo dejo atrás deseándole suerte y ánimo. Llego al control (km 60) fuera de tiempo. He empleado 1h45m aproximadamente para recorrer los 10 km. Veo a un montón de corredores sentados. Han decidido abandonar en este punto y esperan la evacuación. Entonces se me informa que ¡los cortes horarios han sido suprimidos! Escuchar esto me alegra, pues me permite seguir en carrera, pero también me exaspera porque ir con la presión que hemos ido durante tantos kilómetros por culpa de un error de cálculo toca mucho la moral y explota el físico.
El responsable máximo de la organización está en este control, así que aprovecho para exponerle mis quejas, como han hecho muchos otros antes y harán muchos otros después: llevo 60 km echando el hígado y sufriendo más de la cuenta por culpa de un error de cálculo imperdonable! ¡No es una carrera cualquiera, es una carrera oficial de la FEEC! ¡No se pueden producir errores de este tipo! Admite error, lo asume y pide disculpas.
Entiendo que haya abandonos en este punto. La moral de la gente está tocada, y cuando has decidido relajarte porque vas fuera de tiempo y fuera de carrera, es muy difícil rehacerse y seguir adelante. Antes de salir a por los últimos 20 km me dirijo al corredor que había adelantado antes de llegar a este control y que me había manifestado su deseo de abandonar. Le pregunto si está seguro, pues “sólo” quedan 20 kilómetros y es una lástima, más aún sabiendo que ya no hay más presión horaria y que dispone de ¡hasta 7 horas para recorrer eso últimos 20 km!
Jordi, que así se llama, me mira, mira al de la organización y dice “continúo, me voy con él” (conmigo). Y así salimos, mucho más apaciguados, después de saber que, ahora sí, podemos ir más tranquilos.
Diez kilómetros más adelante y después de tres en ascenso suave, último avituallamiento. Aprovecho para telefonear a mi mujer y avisarla de que antes de las once y media de la noche llegaré a La Seu d’Urgell, donde me espera.
Quedan los últimos diez kilómetros.
Una hora y cuarenta minutos después, a las 23:22 de la noche, cruzo la línea de meta. Muy buena y emotiva la llegada: espectadores aplaudiendo y gritando a lo largo de los 100 metros de alfombra hasta el arco, recibimiento personalizado por parte de los organizadores y los jueces de la FEEC, colgada de medalla al cuello y barra libre de bebidas y comida.
No puedo comer nada, solo beber.